
Aquí se quiere decir que todo acto que se realiza queda grabado en la memoria y desde allí influye en las otras vías. Por, tanto, la repetición de actos que dan unidad interna o que generan contradicción, van formando una conducta que condiciona a las acciones posteriores en alguno de los dos sentidos. Repetir los actos de unidad interna, significa ejercitar los Principios en la vida diaria. También se da a entender que no se trata de la repetición de un acto (o de un Principio aislado), sino de un conjunto de actos de unidad interna.
Sin duda que al ejercitar todos los Principios, nos encontramos con una disciplina integral, capaz de ir transformando nuestra condición sufriente en una nueva forma de vida de creciente unidad interna y, por tanto, de creciente felicidad.
A veces, sumando actos contradictorios, se construye la vida de una persona o de un conjunto humano. También sucede que pueden aparecer muchos resultados exitosos durante un tiempo, pero antes o después se producirá la catástrofe porque la base de toda esa vida es falsa. Mucha gente ve solamente las anécdotas exitosas, pero no alcanza a comprender el proceso de esa vida y, sobre todo, su absurdo final.
Desarrollemos una leyenda que nos ilustre sobre la acumulación de actos contradictorios:
Un
príncipe orgulloso decidió construir una enorme torre que llegara a lo
alto de los cielos. Para ello reunió a un tercio de sus hombres y les
encomendó el trabajo.
A excepción de los sabios, la población se
había corrompido como su príncipe. Era aquel reino rapaz de sus vecinos y
vanidoso de las riquezas.
Pasaron los años y la construcción fue
subiendo hasta las nubes. Pero a medida que se elevaba, los problemas
crecían. Las fuerzas del reino cada vez mas, debían adquirir nuevos
recursos y animales y esclavos.
Entonces, el tercio inicial
seguía trabajando en la torre, pero luego hubo que sumar otro tercio a
la guerra y un tercio aún al transporte, equipo, administración y
artesanía. Continuaron pasando los años y todo se seguía agregando. Como
el esfuerzo se suma al esfuerzo, las piedras se sumaron a las piedras.
Y
la torre seguía llevándose hacia las alturas toda la riqueza, todo el
poder, todo el sufrimiento. Era como cuando los mares evaporan sus aguas
y estas suben, pero la tierra aumenta en su tristeza porque el agua no
vuelve a ella; porque no llueve, porque hay sequía.
Entonces, los
sabios explicaron al príncipe las consecuencias que debían sobrevenir
del monstruoso proyecto, pero fueron silenciados...
Así, al
crecer la torre, creció también la soberbia del soberano y de los
súbditos, hasta que estos dijeron: "Esta torre que servirá para respeto y
sumisión de todas las naciones, requiere que sus constructores estén a
la altura de tanto mérito. Por lo tanto las órdenes de los ingenieros,
de los arquitectos, de los maestros talladores y de los que dirigen el
izado, deben ser dadas según jerarquías y desde la altura de la torre
que corresponda a su dignidad".
Ocurrió entonces que todos
quisieron dirigir desde el último tramo de la rampa, pero tan lejos
estaban de la tierra que, al gritar a los de abajo, estos entendían mal.
Para peores, las órdenes de unos se oponían a las órdenes de otros.
Así
fue como unos subían argamasa adonde debían llegar las palancas y otros
reparaban herramientas sin que hubiera quien las llevara.
Por
fin, la construcción empezó a hacerse irregular; las cuerdas se cortaban
en las salientes y caían poleas y cestos. En algunos lugares sobró liga
y en otros faltó y ya al final del caos, la torre fue suma de error
sobre error, inclinándose peligrosamente.
Tal fue la locura de
los constructores que, al seguir cargando de ese modo la obra, esta
falló en sus cimientos y se derrumbó, arrastrando con ella a sus
directores desde lo alto de los cielos a lo mas bajo de la tierra.
Entonces,
los sabios se reunieron y dijeron:" Aprovechemos el material para algo
útil. Dispongamos todo para que vuelva algún beneficio a nuestro
pueblo".
Y así sucedió que las aguas fueron apresadas y llevadas a
lejanos lugares de cultivo, las viviendas de la población afirmadas, y
las murallas extendidas para la defensa y no para el ataque.
Todo se sumó para beneficio del pueblo y el pueblo trabajó viviendo en paz consigo mismo y en amistad con sus vecinos.